Un día Pablo y su amigo Javier fueron a explorar unas minas de la época del arte románico de hace 1000 años que habían encontrado hace poco. En cuanto entraron ambos pensaron que eran unos calabozos porque había cinco esqueletos, el lugar estaba empapado y había mucho musgo. A Javier le dio un poco de miedo entrar.
-Pablo, yo me quedo esperándote aquí- dijo Javier.
-No, acompáñame o si encuentro algo valioso me lo quedo yo.
Aunque le daba mucho miedo aceptó ya que el dinero le atraía mucho.
Al principio solo vieron cadenas, ratas y cucarachas. En el fondo de la caverna vieron un cuadro con la pintura muy desgastada pero se podía apreciar que había pintado una guerra de la Edad Media.
Descolgaron el cuadro y salieron de la cárcel esa. Fueron con é hasta su coche y de ahí a la casa de un primo de Pablo que identificaba y reparaba todo tipo de cuadros. Cuando llegaron estaba con otro cliente así que esperaron.
A a media hora le echó un vistazo al cuadro dijo que estaba buscado por el museo del Pardo desde hace mucho tiempo y que pagarían lo que fuera por él. Lo reparó por un cinco por ciento del dinero.
Cuando lo vendieron Pablo y Javier se hicieron ricos y Marcos el primo de Pablo ganó también bastante dinero. El museo reparó mejor el cuadro y lo expuso al mes